(Éste es otro de los poemas que aparecieron entre mis cuadernos de la prepa. Creo que tenía 17 años. Concédanme el berrinche, era -todavía más- adolescente).
Que si el amor nos conoce.
¡Qué va!
No sabría dónde encontrarnos.
Qué manera de tenernos
sin que el amor venga al caso.
Que se joda el amor,
que siga pudriéndose
cada año o dos
como ha venido haciéndolo.
Que se joda.
Tú y yo,
más primitivos que el amor,
menos bestiales que el deseo,
nos adoramos.
Tótems,
ídolos al fin,
deidades.
Arcilla la lluvia
lo sabe
corteza hiedra
nos adoramos.
Telúricos
sanguíneos
arrodillados.
Que si el amor nos ha buscado.
¡Qué va!
¿Qué haría el amor
entre nosotros
más que estorbarnos?